La noticia conmocionó a Hollywood y al mundo: Rob Reiner, el icónico director y actor, falleció el 14 de diciembre de 2025 en su casa de Los Ángeles, a los 78 años, en lo que las autoridades investigan como un homicidio. Junto a él murió su esposa, Michele Singer.
La tragedia pone un punto final abrupto a la vida de un artista cuya obra, sin embargo, es inmortal. En un lapso de apenas cinco años, a finales de la década de 1980, Reiner dirigió una trilogía de films perfectos que se convirtieron en la banda sonora emocional de generaciones: “Cuenta conmigo” (1986), “La princesa prometida” (1987) y “Cuando Harry encontró a Sally” (1989). Hoy, para honrar su memoria, recordamos estas tres obras maestras que encapsulan su genio para capturar la esencia de la experiencia humana.

De “Meathead” a maestro: los cimientos de una leyenda
Nacido en el Bronx en 1947, hijo del comediante Carl Reiner, Rob creció en una casa donde la comedia era el idioma materno. A pesar de esto, en su juventud sintió que su padre no lo comprendía. Estudió cine en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y comenzó escribiendo para The Smothers Brothers Comedy Hour. Su gran oportunidad llegó en 1971, cuando el productor Norman Lear, a quien consideraría un “segundo padre”, lo eligió para interpretar a Michael “Meathead” Stivic en la revolucionaria serie All in the Family. El papel le valió dos premios Emmy y lo hizo una estrella, pero Reiner anhelaba contar sus propias historias.
Su debut como director fue tan audaz como definitivo: “This Is Spinal Tap” (1984), un falso documental sobre una banda de rock que inventó un género y se convirtió en película de culto. Con ella demostró que su talento iba más allá de la actuación. Pero sería la siguiente década la que lo consagraría, iniciando un período creativo sin igual con tres films que, en su diversidad, comparten un profundo humanismo.

Tres películas, un legado infinito
El talento de Reiner residía en su versatilidad y su capacidad para conectar con la verdad emocional de cualquier género.
“Cuenta conmigo” (basada en la novela corta El cuerpo de Stephen King) es mucho más que una historia de niños que buscan un cadáver. Es una oda a la amistad y un reflejo de la propia relación de Reiner con su padre. El director confesó que, al escribir ciertas escenas, lloró, reconciliándose con esos sentimientos de incomprensión infantil. La película captura con ternura y sin sentimentalismo barato el momento en que la infancia comiza a desvanecerse.

“La princesa prometida” es el milagro cinematográfico por excelencia: una película que no encajaba en ningún molde comercial. ¿Era una aventura, un cuento de hadas, una comedia, una historia de amor? “Era, y es, todo lo anterior”, escribió el propio Reiner. Adaptando el libro de William Goldman, que le regaló su padre, Reiner logró un tono de complicidad con el espectador, mezclando esgrima, gigantes, veneno y romance puro, todo envuelto en un humor que celebra la fantasía sin burlarse de ella.

“Cuando Harry encontró a Sally” nació de las conversaciones entre un Reiner recién divorciado y la guionista Nora Ephron. Ella era Sally; él, Harry. Juntos crearon no solo una película sobre el amor, sino sobre el tiempo, la amistad y las inseguridades de la vida adulta. La icónica escena del falso orgasmo fue una anécdota que Ephron le contó a Reiner, quien supo convertirla en comedia pura. El final optimista de la cinta llegó, de hecho, porque durante el rodaje Reiner conoció a quien sería su esposa, Michele, cambiando su perspectiva.
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Un legado más allá de la cámara: Castle Rock y activismo
La influencia de Reiner se extendió más allá de la dirección. En 1987, cofundó Castle Rock Entertainment, una productora cuyo sello, un faro iluminando una costa rocosa, prometía historias con calidez y humanidad. Bajo su ala, se produjeron no solo sus propias películas, sino joyas como Seinfeld (de la que fue un defensor clave en sus inicios), Cadena perpetua y Mejor… imposible.
Paralelamente, heredó de su familia y de Norman Lear un firme compromiso político y social. Fue un activista apasionado por los derechos civiles, cofundando la organización que luchó contra la prohibición del matrimonio igualitario en California, y un defensor vocal de la educación infantil temprana.

En un mundo cinematográfico a menudo cínico o superficial, sus historias brillaban con una calidez honesta, invitándonos a reír, llorar y reflexionar sobre el amor, la amistad y la valentía. “Cuenta conmigo”, “La princesa prometida” y “Cuando Harry encontró a Sally” no son solo clásicos; son mapas emocionales que seguirán guiando a nuevas generaciones. Su legado es la prueba de que, a través de la pantalla, se puede tocar el corazón humano de manera imperecedera.