La gastronomía es el reflejo de la identidad cultural de un país. Si quieres conocer la cultura de un lugar, comienza por su cocina. Hoy, en Dapper Magazine, nos embarcamos en un viaje por Europa, o, mejor dicho, por algunos de sus platillos más peculiares.
Cada país europeo tiene sus platos insignia, pero lo que para ellos es un manjar cotidiano, para otros puede resultar todo un desafío. Sin embargo, que algo suene extraño no significa que no sea delicioso.
Estos son algunos de los platillos europeos que pocos extranjeros se atreven a probar.

Haggis, Reino Unido
Comenzamos con uno de los platillos más emblemáticos de Escocia, profundamente arraigado en su identidad e historia culinaria. Su preparación inicia con el revestimiento del estómago de una oveja, que se rellena con vísceras —corazón, hígado y pulmones— picadas y mezcladas con avena, cebolla y especias.
Finalmente, se cocina en agua y se sirve tradicionalmente con neeps and tatties (nabo y puré de papas).

Criadillas, España
Incluso para los amantes de las vísceras, la idea de probar criadillas —es decir, testículos de animal— puede resultar desafiante. En España, se acostumbra a empanizarlas y freírlas, ya sea enteras o en rodajas.
Pueden provenir de distintos animales, como toros, cerdos y ovejas. Quienes las han probado afirman que tienen un sabor suave y una textura blanda, similar a la de las vieiras.

Caracoles, varias partes
Típicos de la cocina española, pero mundialmente famosos gracias a Francia, los caracoles son un manjar que se sirve generalmente con una generosa porción de mantequilla de ajo. Su textura, tierna y peculiar, puede no agradar a todos, pero para muchos son un aperitivo delicioso e inolvidable.

Surströmming, Suecia
El surströmming es un arenque fermentado del mar Báltico, originario de Suecia. Los arenques se capturan en primavera y se dejan fermentar en barriles durante meses, lo que les confiere un olor intenso y penetrante.
La fermentación continúa incluso dentro de las latas, haciendo que estas se abomben con el tiempo. Abrirlas requiere precaución: se recomienda hacerlo al aire libre —o incluso bajo el agua— para evitar que el aroma impregne espacios cerrados durante semanas.
Es tradicional consumirlo en reuniones familiares o festivales, siempre en exteriores.

Garum, Roma
Si el olor del surströmming ya parece fuerte, imagina uno aún más potente y penetrante: así era el garum, una salsa romana producida durante siglos en las costas del Mediterráneo.
Esta salsa se elaboraba con vísceras de pescado y salmuera, que se dejaban fermentar al sol durante largos periodos. Lo que podría parecer una idea poco apetitosa, para los romanos era todo un arte: transformar lo ordinario en extraordinario.
El resultado era un líquido dorado y brillante, de sabor intenso, capaz de realzar cualquier plato. No solo era un condimento; representaba el buen vivir y se convirtió en símbolo de la cocina romana.
