¿Cómo responder a la clásica pregunta: “Dime 3 cualidades y 3 defectos” en una entrevista?

Una de las preguntas más temidas en entrevistas es: “Dime tres cualidades y tres defectos”. Aunque común, muchos no saben cómo responderla. Aquí te ayudamos a prepararte de forma auténtica y efectiva para destacar en el proceso.

Una de las preguntas que más inquietud genera en nuestras sesiones de simulación de entrevistas es, sin duda, la famosa: “Dime tres cualidades y tres defectos”. A pesar de lo común que parece, muchos candidatos no saben cómo abordarla estratégicamente.

Hoy queremos ayudarte a prepararte para responderla de forma auténtica y efectiva, ya que es uno de los puntos clave dentro del proceso de selección.

 

¿Qué busca el reclutador con esta pregunta?

Más allá de una simple lista de fortalezas y debilidades, el reclutador quiere saber si haces “fit” con la empresa y con la vacante. También busca evaluar tu autoconocimiento, tu capacidad de análisis y cómo reaccionas ante desafíos o situaciones críticas.

Además, es importante recordar que las entrevistas no son únicamente sobre tu perfil profesional. El reclutador también quiere conocerte como persona, entender tu actitud, valores y la forma en que interactúas con otros.

 

pregunta

 

El primer paso: Conócete

Responder esta pregunta requiere introspección. Pregúntate: ¿cuáles son mis principales valores?, ¿en qué habilidades destaco?, ¿qué áreas necesito mejorar? No es fácil, pero una respuesta honesta y consciente marca la diferencia.

Evita caer en respuestas genéricas o “maquilladas”. Siempre queremos suavizar los defectos para que no parezcan tan malos, pero la autenticidad se nota y es valiosa. A la larga, si dijiste algo que no es cierto, se notará en el día a día laboral.

 

 

Empecemos por los defectos

Sabemos que es lo más difícil. Un buen tip es elegir debilidades que no estén directamente relacionadas con el puesto. Por ejemplo, si aplicas a una vacante donde el liderazgo no es clave, puedes decir que aún estás desarrollando habilidades para delegar.
Otro truco es mencionar defectos que también pueden percibirse como virtudes, como ser muy detallista al punto de tardar más en una tarea porque buscas perfección.

Eso sí: evita defectos cliché como “soy impuntual”, “soy muy perfeccionista”, “no me sé desconectar del celular” o “no soy nada flexible”. Han sido tan usados que ya no generan nada de impacto.

Y lo más importante: cada vez que menciones un defecto, habla también de cómo estás trabajando para mejorarlo. El reclutador no busca perfección, sino consciencia y mejora continua.

 

 

 

Ejemplos que sí puedes mencionar:

  • “A veces me cuesta delegar, pero estoy aprendiendo a confiar más en el equipo.”
  • “Soy tímido, pero me esfuerzo por participar más activamente en reuniones.”
  • “Me falta formación en ciertos temas técnicos, por eso estoy tomando capacitaciones.”

Siempre en primera persona. No digas “me han dicho que soy…” — eso da la impresión de que no te conoces bien.

 

Y ahora lo bonito: las cualidades

Aquí la clave está en alinear tus fortalezas con lo que la vacante requiere. ¿Qué necesita el puesto? ¿Qué valora la empresa? Tus cualidades deben respaldar tu capacidad para asumir las responsabilidades con éxito.
Recuerda: el objetivo de la entrevista es enamorar al reclutador, y una forma de lograrlo es destacar lo mejor de ti.

 

Puedes mencionar fortalezas como:

  • Compromiso con la empresa y sus objetivos
  • Actitud positiva
  • Proactividad
  • Capacidad de adaptación
  • Genuino interés por seguir aprendiendo

Y mejor aún si puedes respaldarlas con ejemplos: “Mi proactividad me ayudó a detectar una oportunidad de mejora en X proceso, lo propuse al equipo y logramos…”.

El reclutador evaluará si tus competencias se alinean con lo que busca para el puesto. Por eso, elige bien lo que vas a compartir.

 

 

Bonus: maneja los tiempos

No temas hacer una pausa antes de responder esta pregunta tan delicada. Es totalmente normal tomarte unos segundos para pensar. También deja espacio al entrevistador para intervenir. Recuerda esta regla: tú deberías hablar un 80%, y él o ella un 20%. Recuerda ser honesto, reflexionar sobre tus fortalezas y áreas de mejora, y adaptar tus respuestas al puesto al que estás aplicando. ¡No se trata solo de responder, sino de cómo lo haces!

 

 

Diana Solís Fernández
Co-fundadora de CVUP

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