En un mundo que se la pasa en constante movimiento, hay un aroma capaz de detener el tiempo: el de un rollo de canela recién horneado. Cinnabon busca presentarse como experiencia sensorial que comienza cuando te acercas al mostrador y se mantiene en el sabor de cada bocado.
Fundada en 1985 en Seattle, Cinnabon se propuso a crear uno de los mejores rollos de canela del mundo; y lo logró con una receta que combina suavidad, calidez y ese glaseado espeso que se derrite como si fuera parte del pan. El secreto, según dicen los rumores, está en su canela “makara”, originaria de Indonesia, más dulce y fragante que cualquier otra. Pero la verdad es que su encanto va más allá de los ingredientes.
Parte del atractivo de Cinnabon es su nostalgia. Para muchos, representa tardes en centros comerciales o antojos de aeropuerto; es comfort food en su máxima expresión, pero con estilo. Porque sí, puedes comerte un rollo de canela en cualquier lado, pero ninguno se siente tan over the top como uno de esta repostería.
Y aunque su clásico rol sigue siendo el protagonista, la marca ha sabido evolucionar. Sus BonBites (versiones mini), los CinnaSweeties, los cafés helados y los Cinnanuggets son un giro a su adn monchoso.
En México, la marca ha encontrado una clientela fiel, lo que se demuestra con la tercera apertura en la capital queretana, justo en el centro de entretenimiento y lifestyle más grande de la zona: Antea Lifestyle Center.
Cinnabon no pretende ser saludable, funcional ni fit: te invita a romper la rutina, olvidarte de contar calorías y disfrutar sin pretextos. Porque al final, hay placeres que no necesitan justificación, solo un buen bocado de canela caliente.