A solo un paso de Miami, donde el ruido y actividad de las calles se transforma en un hermoso oleaje, se encuentra Biscayne National Park, un santuario acuático que parece sacado de un sueño.
Con el 95% de su superficie cubierta por agua, este parque nacional es un mundo aparte: un laberinto de arrecifes vibrantes, manglares enmarañados e islas deshabitadas que guardan secretos tanto naturales como históricos.
Arrecifes de coral
En el Biscayne National Park se encuentra el tercer arrecife de coral más grande del mundo, un ecosistema submarino que alberga más de 600 especies de peces, desde coloridos peces ángel hasta majestuosas mantarrayas.
Buzos y snorkelistas pueden explorar lugares emblemáticos como Fowey Rocks, donde un faro del siglo XIX se alza sobre corales cerebro y esponjas gigantes. Pero la verdadera magia ocurre al sumergirse: tortugas marinas, manatés y hasta tímidos cocodrilos americanos comparten estas aguas cristalinas.
Naufragios y aventuras en Kayak
Para los amantes de la historia, el parque tiene para ofrecer el Sendero del Patrimonio Marítimo, una ruta submarina que serpentea entre barcos hundidos desde el siglo XIX.
El naufragio del Mandalay, un velero encallado en 1966, es ahora un arrecife artificial habitado por morenas y barracudas.
En superficie, los visitantes pueden remar en kayak a través de los manglares de Jones Lagoon, donde los canales sombreados revelan estrellas de mar y cangrejos violinistas.
Islas de Biscayne National Park
Aunque el agua es la protagonista, las islas de Biscayne tienen su propio encanto. Boca Chita Key, con su faro pintoresco y playas de arena blanca, es ideal para un picnic al atardecer.
En cambio, Elliott Key —la más grande del parque— ofrece senderos como el Spite Highway, construido durante una disputa territorial en los años 60. Quienes buscan desconexión pueden acampar bajo las estrellas, escuchando el murmullo de las olas.
Por favor, sé amable con el lugar
Biscayne no es solo un destino; es un recordatorio de la fragilidad de los ecosistemas marinos. El aumento de la temperatura del agua y la contaminación amenazan sus corales, pero proyectos de restauración y turismo responsable buscan proteger este paraíso.