¿Qué es realmente el bótox? La toxina botulínica, mejor conocida por su versión usada en tratamientos estéticos, el bótox, es una de las proteínas más socorridas para las inyecciones estéticas a lo largo del mundo. En general, es una herramienta práctica para las personas interesadas en mantener su imagen joven, siendo relativamente sencillo de aplicar.
Aunque esta proteína era mayormente conocida por los síntomas que producía a las personas con botulismo, una enfermedad mortal, ahora sus aplicaciones están extendidas en el campo médico, siendo utilizado para tratar diversos padecimientos, desde el estrabismo hasta la incontinencia urinaria. Además, existen distintos debates en el mundo de la ciencia alrededor de otros posibles beneficios, como el tratamiento de la depresión.
Su versatilidad se debe a que el bótox es muy útil por su efecto relajante en los músculos, evitando que trabajen con normalidad puesto que provoca una parálisis; una característica terrible en el botulismo pero altamente funcional si se usa con estrategia clínica. Y no sólo eso, aunque es usado para tratamientos médicos, también puede ser utilizado para evitar marcas de edad y expresión en el rostro.
Como tratamiento estético, el bótox consiste en aplicar una serie de inyecciones periódicamente para suavizar la visibilidad de arrugas en lugares como la frente o el surco nasogeniano. Estas inyecciones son comúnmente reaplicadas cada 3 o 6 meses ya que no son permanentes.
Si bien existe el riesgo de que se presenten efectos secundarios, como problemas para respirar, sonrisa torcida, o dolores, también es importante considerar que hay muchos otros producto de una mala aplicación o alergias. Algunas de las contraindicaciones son tener un embarazo, ser menor de edad o mayor de 60 años. Es por esto que los interesados en las inyecciones de bótox deben de investigar bien si son candidatos para el tratamiento en una clínica especializada donde el personal tenga cédula de médico.