Anthony Bourdain transformó la forma de viajar para toda una generación, demostrando que los viajes no se tratan de lujos o itinerarios perfectos, sino de conexión, autenticidad y estar abierto al mundo.
Viajar como él lo hacía es más una filosofía que un plan específico. Así pues, aquí te presentamos los principios esenciales para captar el espíritu de un viaje al estilo Bourdain.
Los principios de Bourdain
Prioriza la autenticidad sobre el lujo
Para Bourdain, la comida callejera en un puesto lleno de gente local siempre fue más valiosa que una cena en un restaurante gourmet vacío.
Él creía que la mejor comida suele encontrarse en los lugares más humildes, donde el menú no está en inglés y las sillas son de plástico. La comida es una puerta de entrada a la cultura y la comunidad, no solo una transacción.
Habla con las personas, no solo con tu teléfono
Bourdain obtenía su mejor información de las personas, no de las guías de viaje. Preguntaba a los taxistas, a los camareros y a la gente del mercado por sus lugares favoritos.
Este simple acto de conversación rompe la barrera entre turista y huésped, creando conexiones genuinas.
Abraza lo inesperado
Los viajes no siempre son cómodos o predecibles. Bourdain veía los retrasos, los platos desconocidos y los caminos equivocados no como inconvenientes, sino como oportunidades para vivir una buena historia.
La verdadera esencia del viaje a menudo se encuentra fuera del itinerario planificado.
Evita las trampas para turistas
Consideraba que ceñirse a una lista rígida de los principales lugares de interés era “letal para el alma”.
En su lugar, te animaba a perderte por los barrios locales, mercados y a seguir tu curiosidad. Ahí es donde ocurre la “magia” de los accidentes felices.
Valora el contexto tanto como la comida
Bourdain entendía que la “comida perfecta” rara vez se trata solo de lo que hay en el plato. Se trata del lugar, las personas con las que estás y la conversación que surge.
Una comida sencilla como “unas cervezas frías, un poco de calamar a la plancha y una buena conversación” puede ser la experiencia más memorable.
Consejos prácticos del propio Bourdain
Más allá de la filosofía, Bourdain también compartió consejos concretos derivados de sus más de 250 días al año en la carretera.
Preparación para el viaje
Bourdain viajaba ligero pero preparado. En su equipaje de mano solía llevar auriculares buenos, una chaqueta ligera que pudiera servir de almohada, y Imodium para emergencias digestivas. Prefería facturar el equipaje para evitar las molestias del equipaje de mano.
Durante el vuelo
Para combatir el desfase horario, evitaba el alcohol en el avión y, en su lugar, tomaba un somnífero para dormir durante el vuelo y llegar descansado. También rechazaba la comida del avión sistemáticamente, prefiriendo llegar con hambre para probar la comida local nada más aterrizar.
Al llegar al destino
Una de sus primeras paradas era casi siempre el mercado central al amanecer, donde podía ver qué compran y comen realmente los locales. Para encontrar los mejores lugares para comer, a veces usaba un truco: en foros de comida, alababa intencionadamente un restaurante mediocre y esperaba a que los foodies enfadados le recomendaran alternativas auténticas y mejores.