La isla de Capri es un destino cargado de historia, belleza natural y un encanto cultural que la ha convertido en un lugar emblemático desde la antigüedad. Capri es una isla pequeña, de unos 10,36 km², situada frente a la península Sorrentina, famosa desde la época romana por su belleza y como destino vacacional.
Capri, ideal en el verano
Situada en la región de Campania, Italia, es un destino ideal para el verano, de junio a agosto las temperaturas suelen superar los 30 grados centígrados, con un sol intenso y días mayormente despejados, son las condiciones perfectas para disfrutar de sus playas y paseos en barco.
Un clima mediterráneo que ofrece veranos cálidos y secos, ideales para quienes buscan sol y mar. Aunque debes considerar que el verano es temporada alta, así que la pequeña isla puede estar muy concurrida, así que procura reservar con anticipación.
Entre sus lugares a visitar están las ruinas arqueológicas romanas, sus paisajes costeros con los icónicos Farallones, la Gruta Azul, y sus pintorescas marinas, como Marina Grande, que fue un antiguo pueblo pesquero y hoy es el principal puerto de entrada a Capri.
La Gruta Azul es una cueva marina con aguas de un azul intenso que parece iluminado, accesible solo en pequeñas embarcaciones cuando la marea lo permite, y como ya dijimos, es uno de los lugares que no puedes perderte.
La historia de Capri
Colonizada por los griegos en el siglo VII a.C. y posteriormente conquistada por romanos, Capri fue el lugar de retiro de emperadores como Augusto y Tiberio, quien construyó varias villas imperiales en la isla.
Tras la caída del imperio Romano, Capri fue abandonada y atacada por piratas, hasta que en la Edad Media fue dominada religiosa y militarmente bajo el control de Amalfi y luego Nápoles.
En el siglo XIX la isla se transformaría en un refugio para artistas, escritores y aristócratas europeos, consolidándose como un destino turístico de lujo que atrae a celebridades y amantes de la cultura mediterránea.