A todos nos ha pasado: aplicamos nuestra colonia favorita por la mañana y, a mitad del día, su aroma parece haber desaparecido. ¿Es la calidad del perfume? No necesariamente. Muchas veces, el problema está en dónde y cómo lo aplicamos. Aprovechar los puntos estratégicos del cuerpo puede transformar por completo el rendimiento de cualquier fragancia, haciendo que su esencia te acompañe por mucho más tiempo.
La ciencia detrás de esto es simple: el calor hace que las moléculas del perfume se evaporen y se dispersen en el aire. Por lo tanto, debemos aplicar la colonia en las zonas donde el cuerpo genera más calor y donde la circulación sanguínea es más superficial: los llamados puntos de pulso.

Los Puntos Clave: Tu Mapa de la Fragancia
Estas son las áreas donde debes enfocarte para una máxima duración y proyección:
- La Nuca: Un clásico infalible. El calor constante de esta zona, justo debajo del cabello, ayuda a liberar la fragancia de manera continua y sutil a tu alrededor.
- Las Muñecas: El punto de aplicación más común y con razón. La piel es fina y las venas están cerca de la superficie, generando calor constante. Consejo crucial: No frotes las muñecas entre sí después de aplicar la colonia. Esto rompe las moléculas del perfume (especialmente las de las notas altas) y altera la composición, haciendo que se desvanezca más rápido. Simplemente presiona suavemente o deja que se seque al aire.
- Detrás de las Orejas: Similar a la nuca, es una zona con una temperatura corporal constante que actúa como un difusor natural.
- La Parte Interna de los Codos: Una zona cálida y protegida que, al doblar el brazo, ayuda a encapsular y luego liberar el aroma con el movimiento.
- El Pecho/Esternón: Aplicar un poco aquí, especialmente debajo de la ropa, crea una nube de fragancia personal que se eleva suavemente. Es ideal para fragancias más íntimas.

Trucos Extra para una mejor fijación
La hidratación es clave, la piel seca absorbe y desvanece la fragancia rápidamente. Aplica tu perfume sobre la piel hidratada. Usar una loción corporal sin aroma o el “duo perfecto”: una crema o aceite específico de la misma línea de tu fragancia, sella la humedad y crea una base que fija el aroma por horas extras.
Rocía en tu cabello y en tu ropa; el cabello (especialmente si no está graso) es un excelente portador de aroma. Rocía un poco a la distancia para no secarlo. La tela de tu ropa, especialmente fibras naturales como el algodón o la lana, también retiene muy bien las fragancias. Un toque en la bufanda o en la solapa de la chaqueta hará que el aroma perdure.
Aplica la colonia en capas. Empieza por la piel hidratada, luego aplica en los puntos de pulso y, si quieres, un pequeño toque en la ropa. Esto crea múltiples fuentes de emisión del aroma pero debes aplicar el perfume como último paso de tu rutina, después de la crema hidratante y de vestirte. Esto evita que productos como desodorantes o cremas con fragancia compitan o alteren el perfil de tu colonia.
Evita las zonas como las axilas, ya que la combinación del sudor y el desodorante puede crear un cóctel olfativo desagradable y alterar por completo la esencia del perfume. También evita zonas expuestas al frotamiento constante como la cintura (por el roce del cinturón o la pretina) o áreas donde las correas de bolsos o mochilas froten constantemente.
Dominar el arte de la aplicación no requiere de fragancias más caras, sino de técnica. Al enfocarte en estos puntos cálidos y seguir estos consejos sencillos, transformarás la experiencia de tu colonia favorita, asegurando que su firma olfativa sea memorable y duradera desde la mañana hasta la noche.