“Fake it till you make it”: La confianza también se aprende

¿Es la confianza real o un acto que todos aprendemos a interpretar? Esta reflexión incómoda pero liberadora cuestiona la idea de que necesitamos sentirnos completamente seguros para dar un paso al frente.
Confianza

“El 90% de la vida es confianza. Y lo curioso es que nadie sabe realmente si es real o no.”

 

Esta frase incomoda, pero también libera. Porque si nadie puede medir la confianza, entonces quizá no siempre necesitamos tenerla para empezar… solo atrevernos a actuar como si la estuviéramos construyendo.

 

 

El famoso fake it till you make it suele generar rechazo. A muchos les suena a mentira, a impostura, a vender humo. Pero en realidad, no va por ahí. No se trata de fingir ser alguien que no eres ni de inventarte habilidades que no tienes. De hecho, intentar ser otra persona ocho horas al día es agotador y, tarde o temprano, se nota.

 

Más bien, se trata de algo mucho más sencillo (y honesto): convencerte a ti mismo de que puedes, aunque todavía tengas dudas.

 

 

Lo que de verdad pesa en una entrevista

 

En una entrevista no gana siempre el candidato con el currículum más largo. Muchas veces gana quien sabe estar ahí, quien transmite calma, apertura y seguridad, incluso con nervios. Porque sí, los nervios son normales. Lo que marca la diferencia es la actitud con la que se manejan.

 

La confianza no es hablar fuerte ni tener todas las respuestas. Es poder decir “déjame pensarlo un minuto”, sostener la mirada y responder desde un lugar auténtico. Es sentirte cómodo con lo que sabes y con lo que aún estás aprendiendo.

 

Por eso, quizá el concepto correcto no sea fake it till you make it, sino fake it till you learn it.

 

 

¿Cómo se ve esto en la práctica?

 

No hay fórmulas mágicas, pero sí pequeños ajustes que ayudan mucho:

 

  • Respira antes de entrar: De verdad. Una entrevista no es el examen final de tu vida. Habrá retos mucho más grandes que este.
  • Conecta con alguien que crea en ti: Antes de la entrevista, piensa en esa persona que siempre te recuerda tus puntos fuertes. Lleva esa energía contigo.
  • Reduce el drama interno: El reclutador no está ahí para atraparte. Está haciendo su trabajo. Es una conversación entre personas, no un duelo.
  • Date permiso de hacer pausas: El silencio no es incómodo si sabes usarlo. Pensar antes de responder transmite más seguridad que contestar por impulso.
  • No cruces tu propia línea: Fingir confianza no es exagerar ni prometer de más. Es conocer tus límites y hablar desde ahí.
  • Recuérdate por qué estás ahí: Nadie llega a una entrevista por casualidad. Algo en tu perfil llamó la atención. No lo olvides. La confianza no siempre llega primero

 

 

Hay personas que esperan a “sentirse listas” para actuar. La realidad es que muchas veces la confianza aparece después, cuando ya diste el paso, cuando sobreviviste a la experiencia y te diste cuenta de que podías.

 

Fingir, en este contexto, no es mentir. Es ensayar una versión de ti que todavía está creciendo. Es pararte un poco más derecho, hablar con más calma y creer, aunque sea por unos minutos, que mereces estar ahí.

 

Porque al final, casi nadie entra a un nuevo reto sintiéndose 100% seguro. Pero quienes se atreven, aprenden. Y quienes aprenden, tarde o temprano, ya no necesitan fingir.

 

Diana Solís Fernández
Co-fundadora de CVUP

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