El bienestar como lenguaje, no como tendencia
En un momento donde el bienestar se ha convertido en un tema omnipresente —desde el contenido aspiracional en redes hasta la oferta interminable de suplementos, estudios boutique y rutinas “científicamente optimizadas”—, hay voces que buscan darle profundidad a la conversación. Una de ellas es Fernando Martire.
Venezolano, periodista de origen, atleta por pasión y estratega por evolución, Martire ha construido una trayectoria que cruza deporte, psicología, branding y comportamiento humano. Su rol no es el del típico referente fitness; es algo más fino y más complejo.
Él mismo lo define en una frase que funciona casi como manifiesto:
“Soy un arquitecto de estilos de vida que los transforma en negocio.”
Y detrás de esa línea hay una visión humana del wellness.

De periodista a creador de estrategias de bienestar
Antes de trabajar con marcas globales o convertirse en una voz relevante dentro del ecosistema del bienestar, Fernando fue periodista. Ese origen —curioso, analítico, casi forense— le dio algo que hoy es oro: la capacidad de observar comportamientos, detectar patrones y hacer preguntas que incomodan para luego ordenar.
“Crecí alrededor del deporte, sí, pero el bienestar llegó después”, explica.
Ese cruce entre disciplina física y sensibilidad cultural terminó formándolo como un profesional singular, capaz de moverse entre la industria del lujo, la moda, la nutrición, la psicología deportiva y la comunicación.
Todo se sintetizó cuando entró a trabajar en el corazón del wellness latinoamericano: GNC, en donde lideró el marketing de más de 120 tiendas en Colombia. Ahí descubrió dos cosas:
1. que la industria del bienestar es mucho más profunda (y enorme) de lo que parece;
2. que existe un vacío gigante en cómo se comunica y se entiende.
Su trabajo hoy intenta llenar ese vacío.
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Hacer sentir incómoda a la gente (para luego llevarla a un lugar mejor)
Una de las frases más potentes que surgió durante la entrevista es esta:
“Mi trabajo es hacer sentir incómoda a la gente para que luego se sienta cómoda con cosas nuevas.”
Esa incomodidad no se refiere al esfuerzo físico, sino a la confrontación interna: cuestionar lo que creemos del cuerpo, del tiempo, del descanso, del propósito y de cómo tomamos decisiones.
Es un enfoque que tanto personas como marcas necesitan. En vez de vender tendencias pasajeras, Mártires diseña narrativas basadas en ciencia, hábitos sostenibles y claridad emocional.
Por eso su rol no es el de coach ni el de influencer. Es el de estratega de bienestar: alguien que ayuda a ordenar procesos, construir culturas internas saludables y transformar comportamientos en hábitos que sí perduran.
Liderar desde el cuerpo: la filosofía que lo guía
Para Fernando, el bienestar no es estética. Es administración.
“El cuerpo es el primer proyecto que se nos entrega”, dice. “Y la forma en que lo gerenciamos influye en todo lo demás”.
Esta idea —liderar desde el cuerpo— se convirtió en una de sus contribuciones clave a la conversación actual del wellness. La lógica es simple: si estás exhausto, desconectado o emocionalmente saturado, tomas peores decisiones; si estás presente, descansado y con claridad, lideras mejor, creas mejor y vives mejor.
Es un enfoque que mezcla psicología deportiva, comportamiento humano y una lectura cultural del mundo actual.
Verte bien vs. estar bien: dos mundos diferentes
En redes sociales, la estética suele ser la puerta de entrada a cualquier conversación sobre bienestar. Pero para Fernando, esa puerta es insuficiente.
“Conozco cuerpos muy bonitos con cabezas muy dañadas.”
“Primero hay que sentirse bien. Luego puedes estar bien.”
Estar bien implica descanso, movilidad, nutrición, límites personales, hábitos sostenibles.
Verse bien —al menos en la forma en que lo dicta la cultura visual— es apenas una fracción de un trabajo mucho más profundo.
Esta diferencia es uno de los pilares de su discurso, y una de las razones por las que conecta con audiencias que buscan autenticidad, no aspiracional vacío.
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Latinoamérica y el bienestar: una relación compleja
Cuando le preguntamos por el contexto regional, su respuesta fue clara: Latinoamérica está viviendo una transformación hacia el wellness, pero aún con un enfoque distorsionado.
“Aquí todo se consume desde lo visual. Allá afuera, desde la cultura”, explica.
En países como Estados Unidos o Canadá, la conversación gira en torno a longevidad, salud mental, conexión, calidad de vida. En nuestra región, aún tendemos a partir del ‘cuerpo ideal’.
Ese contraste no es una crítica, sino una observación estratégica: para que el bienestar funcione en Latinoamérica, debe tener raíz cultural, no solo estética.
Construir marcas (y personas) sin caer en el cliché wellness
En tiempos en los que cualquiera puede declararse experto en bienestar, Mártires plantea algo distinto: alejarse del discurso del “modo saludable” y aterrizar en hábitos reales.
Para él, una marca —y una persona— se construye desde:
- coherencia
- propósito
- hábitos sostenibles
- una narrativa honesta
- una comprensión profunda del cuerpo y la mente
No desde la perfección. Por eso su trabajo entre branding, nutrición, performance y psicología no busca tendencias, sino fundamentos.
El futuro del bienestar: humano, inevitablemente
Aunque la inteligencia artificial está transformando cada industria, Fernando ve en el wellness una paradoja hermosa: cuanto más digital se vuelve el mundo, más humano se volverá el bienestar.
“La mejor estrategia frente a la inteligencia artificial es ser lo más humanos posible.”
La tecnología puede medir, predecir y acompañar. Pero la empatía, el tacto humano, la energía compartida y la conexión emocional seguirán siendo irremplazables.
La idea que resume toda su filosofía
Casi al final de la conversación, cuando se le pregunta qué consejo dejaría a quienes comienzan a cuidarse, no duda:
“Empieza simple.”
- Camina.
- Respira.
- Duerme.
- Aprende a escucharte.
- Hazte preguntas incómodas.
- No te compares.
- No te castigues.
La consistencia, dice, siempre gana. La claridad también. Y el cuerpo —nuestro primer proyecto— sabe más de nosotros de lo que imaginamos.
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