“En un carro Grand Marquis…” tal como reza la canción. La historia del Grand Marquis es, cuando menos, fascinante, especialmente durante la década de 1980 en México, una era de auge económico y social en la que se valoraba exhibir estatus y éxito en las calles, y no existía mejor forma de lograrlo que a bordo de este vehículo.
El Grand Marquis, un sedán de gran tamaño con una presencia imponente y un interior lujoso que se convirtió en un símbolo de la élite mexicana. Era un vehículo exclusivo de empresarios y políticos de la época, y llegó a ser utilizado como automóvil presidencial.
El Mercury Marquis nació en 1967, pero no sería hasta 1975 que se introdujo el Grand Marquis; básicamente este auto era el intento de Mercury de hacerle frente al Ford LTD, de hecho, son casi hermanos, pues comparten elementos mecánicos, incluso la estética era similar, siendo diferenciados únicamente por pequeños detalles estéticos y de equipamiento como la parrilla, rines y las calaveras.
En México, debido a las regulaciones de mercado de aquel entonces, el Grand Marquis se familiarizó más con el Ford LTD. Durante los años sesenta y setenta, Ford construyó una sólida reputación en el mercado mexicano, donde sus vehículos eran considerados los más lujosos y refinados disponibles.
En 1979, Ford introdujo la tercera generación del LTD, que se fabricaba localmente en Cuautitlán Izcalli, Estado de México. En un movimiento inusual, Ford reemplazó el LTD con el Grand Marquis, alterando el nombre en el proceso de “Mercury Grand Marquis” a “Ford Grand Marquis”, y se promocionaba con el eslogan: “El gran orgullo de Ford”.
El Grand Marquis se transformó en un emblema de estatus social, éxito y la realización de sueños; políticos, empresarios, artistas y celebridades desfilaban a bordo de este vehículo. Sus amenidades destacaban por el amplio espacio interior y de su cajuela.
Como bien sabemos, las regulaciones en Estados Unidos provocaron que los autos “grandes” se encogieran; los motores de ocho cilindros solo se vieron hasta 1984. Además, con la llegada de nuevas importaciones europeas, el Gran Marquis fue perdiendo espacio e influencia en México. Pero una cosa es segura: el legado que dejó entre los mexicanos sigue presente, recordado con mucho cariño y nostalgia.
Comments 1
Comments are closed.