Dormir bien no es solo cuestión de horas, sino de calidad y, sobre todo, de postura. La posición en la que descansamos influye directamente en la salud de nuestra columna, la circulación sanguínea e incluso en la calidad de nuestra respiración. Por esto, encontrar la postura ideal no solo es un acto de comodidad, sino también de autocuidado.
Expertos en salud coinciden en que dormir de lado, específicamente sobre el lado izquierdo, es una de las posturas más recomendadas. Esta forma de dormir favorece la digestión, reduce el reflujo gástrico y mejora la circulación, especialmente durante el embarazo. Además, permite que el corazón bombee con mayor eficiencia y facilita el drenaje linfático. Para esto, es importante contar con un colchón que mantenga el soporte de tu columna adecuadamente.
Para maximizar sus beneficios, se sugiere mantener las piernas ligeramente flexionadas, colocar una almohada entre las rodillas y optar por una almohada de soporte cervical que respete la curvatura natural del cuello. Esta alineación óptima entre cuello, columna y caderas promueve un descanso profundo y sin tensiones musculares.
Dormir boca arriba, aunque menos recomendado para quienes roncan o padecen apnea, puede ser positivo si se utilizan almohadas adecuadas que eleven ligeramente la cabeza y las rodillas. Esta posición ayuda a prevenir arrugas faciales prematuras y mantiene la simetría del cuerpo durante el descanso.
Por otro lado, es importante señalar que dormir boca abajo es la opción menos favorable. Esta postura genera presión innecesaria en la columna cervical y puede provocar molestias al despertar. Dormir bien es un acto de amor propio que te garantizará beneficios de por vida, así que anímate a incorporar hábitos que mejoren tu higiene de sueño.