En búsqueda de lugares nuevos para comer en Querétaro, llegamos a Mar del Zur en Antea, la apuesta de fusión Mex-Thai del Chef Eduardo Palazuelos la cual es resultado de su tiempo vivido en Bangkok como chef embajador para México en Tailandia.
“El chef describe su menú como una travesía culinaria. Cada platillo ha sido elaborado cuidadosamente con ingredientes de primera calidad que fusionan dos culturas gastronómicas ancestrales: la mexicana y la tailandesa, con sabores intensos e inigualables, resultado del cuidado a la atención al detalle y a la combinación de técnicas culinarias”.
Mientras leíamos el menú, llegó a nuestra mesa una ronda de palitos horneados con dos salsas, una de habanero y otra de chile serrano, los cuales fueron el snack ideal para abrir apetito, sin lugar a dudas la de serrano era superior y una receta que todos quisiéramos llevarnos a nuestras casas.
Para la ronda de entradas optamos por tres platillos variado. Comenzamos con el Tiradito de Hamachi, es decir unas láminas de hamachi acompañadas de salsa yuzu con soya y chapulines, y sorprendentemente este último ingrediente era el responsable de elevar el delicado sabor del pescado, quien en combinación con las salsas dejaba un sabor fresco y placentero. Del menú crudo también elegimos el Vuelve a la Vida, finas láminas de chutoro, pulpo y atún aleta amarilla con salsa de raíz de té de limón que daban el picor necesario para agradar en la sobremesa.
El último platillo de las entradas fueron los Camarones con Fideos Dorados, envueltos en pasta filo y fritos, acompañados con una salsa cremosa de cúrcuma, altamente crujientes sin ser grasoso, y en lo personal mi entrada favorita.
Para los platillos fuertes también decidimos variar entre el menú frío y caliente. Pedimos el Pulpo a las Brasas o zarandeado acompañado con salsa de chilli-garlic, y también el Arroz Oriental de Mariscos con mix de verduras, limón, pulpo y camarón, que se sentía como el plato perfecto de confort.
Además, para honrar la fusión del restaurante decidimos probar el Ceviche de Camarón Mex-Thai, el cual estaba acompañado con fideo de arroz y salsa tailandesa agridulce, mango, pepino y zanahoria. Este ceviche era frescura hecho platillo, y en combinación con la menta que incluía la salsa, el sabor era completamente diferente a lo que estamos acostumbrados, pero en el mejor de los sentidos.
Y como no podíamos irnos sin satisfacer nuestro sweeth-tooth, decidimos probar dos postres de su menú, así como pedir un carajillo como pequeño digestivo. Si eres amante del chocolate amargo y el pistache su Fondant de Chocolate te encantará, este volcán altamente chocolatoso viene acompañado de helado de pistacho, pistachos salados molidos y hojuelas de chocolate para armar tu postre a tu gusto.
Además, pedimos la Selva Mex-Thai, una base de helado de coco con frutos rojos cubierta por una sorpresa crujiente (camote frito en tiras) bañado en dulce de leche, y si bien, era un perfil de sabor diferente, entiendo completamente la visión y para ser alguien que no gusta mucho del camote, realmente disfruté el postre.
Al terminar nuestra cena concluyo que Mar del Zur logra combinar dos tradiciones culinarias tan ricas y diversas en un solo menú, pero sin perder la esencia de ninguna. Si te gusta experimentar con propuestas novedosas que respetan la tradición pero se atreven a ir más allá, este restaurante es un lugar que definitivamente debes visitar.