Pascal: Raíces profundas, ambición global

Pascal habla de cómo México impulsó su crecimiento, de la raíz peruana que sostiene su identidad y de la vulnerabilidad que marcó su manera de escribir. Comparte aprendizajes junto a Mariana Seoane, Camilo y Carlos Vives, y adelanta lo que viene en su nueva etapa. Un retrato cercano de un artista en movimiento.
Pascal

Existen artistas que se construyen en un solo lugar y otros —como Pascal— que se forman en el movimiento. Desde la música criolla que escuchó de niño hasta el pop que hoy experimenta entre estudios de México y España, su historia es la de un artista que entiende la vulnerabilidad como parte de su oficio.

 

En Dapper Magazine tuvimos la oportunidad de conversar con el artista de origen peruano, y antes de empezar la entrevista deja caer una frase que marcará toda la conversación:

 

“Creo que donde realmente me formé como artista fue en México.”

 

No lo dice como quien busca quedar bien, sino como quien reconoce un punto de inflexión. Porque, aunque nació en Perú y estudió en Boston, Pascal ha encontrado en México una especie de laboratorio creativo: un espacio que lo reta, lo expone, lo expande.

 

La raíz peruana y el eco de la música criolla

 

Cuando Pascal habla de Perú, su energía cambia. Vuelve a un territorio más íntimo, más suyo.

 

“Perú tiene muchísimo peso en mí. No solo porque es mi casa, sino porque la música me llegó primero a través de la música criolla, por mi abuelo. Él tocaba guitarra y cantaba por diversión, y ese fue mi primer acercamiento a todo esto.”

 

Ese origen –clásico, cálido, heredado– vive todavía en sus letras, aunque su música hoy se deslice por el pop latino y sus infinitas ramificaciones. Pascal reconoce que esa mezcla entre tradición y curiosidad le marcó el destino.

 

“Si no hubiera tenido ese primer contacto, quizá no estaría haciendo lo que hago hoy.”

 

Y aunque viva entre aviones, estudios y nuevos públicos, hay un país que nunca se cae de su mapa emocional:

 

“Perú fue mi primer público. Nunca lo dejo de lado.”

 

 

El pop es el punto de encuentro entre mundos

 

A Pascal le gusta el pop. Pero no el pop como etiqueta, sino como territorio en expansión. Lo observa con ojos de explorador.

 

“El pop es tan grande que puedes jugar como quieras. Me gusta fusionar, probar sonidos que no había intentado. Hemos estado haciendo música en el estudio que ni siquiera había escuchado antes en otros artistas. Eso es lo bonito: que el arte cambia, evoluciona.”

 

Habla de Rosalía como ejemplo de riesgo creativo, y luego suelta algo que revela su verdadera ambición:

 

“Quiero cantar en otros idiomas, colaborar con artistas de otros países, explorar sonidos de Asia, de África… y también llevar sonidos de Perú hacia algo moderno.”

 

Cree en el pop como un idioma global. Y quiere hablarlo con fluidez.

 

La vulnerabilidad es un músculo creativo

 

Le pregunto por esa parte emocional de sus letras, por esa sensibilidad que se siente honesta, casi confesional. Y Pascal no esquiva el tema.

 

“Al inicio me costaba mucho ser vulnerable. Me incomodaba. No sabía si estaba bien, si la gente lo iba a entender. Pero luego me di cuenta de que la única manera de mejorar componiendo es escribir desde la verdad.”

 

Habla de la música como desahogo, como catarsis, como forma de conectar con otros desde un lugar más real.
Hace unos meses escribió sobre amor propio y soledad, un territorio poco explorado en la música latina, especialmente viniendo de un artista masculino. “Yo soy muy reservado con mis emociones, pero esa canción me ayudó mucho. Y pensé: si yo me siento así, seguro mucha gente también. “De ahí viene su obsesión por cuidar lo que escribe:

 

“No me gustan las canciones superficiales, ni decir cosas que puedan ofender o incomodar. Quiero transmitir mensajes positivos, reales.”

 

Mariana Seoane, Camilo, Carlos Vives: lecciones de maestros

 

Las colaboraciones y los escenarios que ha pisado este año han sido, en sus palabras, una escuela acelerada.
De Mariana Seoane, su primera aliada en México, se llevó profesionalismo y una puerta de entrada a la cumbia, un universo que no conocía por dentro.

 

De Camilo, disciplina pura. “Fue la primera vez que canté en la arena de Perú, un venue enorme, y hacerlo con él fue increíble.”

 

De Carlos Vives, todo. Cultural, musical, humano.

 

“Carlos es el maestro de la música latina. Él entiende el origen de todo. Una vez, en Panamá, empezó a hablar de instrumentos, de la historia musical del país… cosas que jamás hubiera escuchado si no me las decía él.”

 

Piensa en Vives como ejemplo de trascendencia.

 

“Eso es lo que yo quiero: que mis canciones sigan vigentes cuando tenga 60 años.”

 

 

México: miedo, reto y aplausos

 

Cuando cuenta que cantó “El Rey” en plena celebración de la independencia mexicana, su voz se vuelve más viva, como si reviviera el momento.

 

“Me moría de miedo. Soy extranjero. Pensé que la gente se lo podía tomar mal. Y además es una canción emblemática. Yo me decía: ‘No la puedes cantar mal. No hoy’.”

 

Pero pasó justo lo contrario: el público lo aplaudió, lo abrazó, lo celebró.

 

“Es una de las experiencias más bonitas que he vivido aquí.”

 

Desde entonces, México es un lugar que siente cercano. Un país donde lo han escuchado con atención y cariño.

 

El futuro comienza a tomar forma

 

Cuando le preguntamos qué le emociona del futuro, se queda callado un segundo. Sonríe.

 

“No sé ni qué decirte.”

 

Pero luego se abre:

 

“Me emociona que puedan escuchar toda la música que hemos trabajado este año, que venga mi primer EP, todas las nuevas oportunidades… Este año hice cosas que no imaginé: el Lunario, cantar en la independencia de México, estar en eventos importantes. El próximo año quiero más. Y quiero explorar otros mercados, porque tenemos una canción en otro idioma.”
Pide un deseo sencillo:

 

“Quiero seguir viniendo a México. Me encanta estar aquí.”

 

Sus recomendaciones: el corazón y la cura

 

Si alguien lo escucha por primera vez, Pascal elige dos canciones:

 

Dame tu mano, que escribió pensando en su mamá, sus hermanos y sus amigos.

 

“Es sobre el amor real. No romántico necesariamente, sino ese amor incondicional que te acompaña.”

 

Y Nos duele tanto, para los viernes, los sábados, las salidas y los corazones en reconstrucción.

 

 

¿A quién admira Pascal?

 

Admira a Consuelo Velázquez, autora de “Bésame Mucho”.

 

“Escribió esa canción tan joven, y la cantaron en 20 idiomas. Eso me impresiona.”

 

Del lado artístico, lo marca profundamente Juan Gabriel.

 

“Me impactó cómo nunca se rindió. Se caía y seguía. Eso me inspira.”

 

¿Con quién sueña colaborar? La respuesta llega sin dudar:

 

“Con Elton John.”

 

Antes de despedirse, deja un mensaje para los lectores de Dapper:

 

“Denme una oportunidad con la música. Escuchen, conecten, y estén pendientes. Se vienen muchas cosas.”

 

Y lo dice sin prisa, con esa serenidad que tienen los artistas que saben que lo mejor aún está por cantarse.

 

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