Dentro del basto mundo de los quesos artesanales, son pocas las combinaciones tan armoniosas como un queso de oveja añejo aromatizado con romero. Este manjar, nacido de la tradición de los pastores y el ingenio de los maestros queseros, ofrece una experiencia gastronómica donde la intensidad de la leche de oveja se unifica con el carácter herbal del romero.
Así pues, hoy exploramos esta combinación tan peculiar, y por qué debería de tener un lugar reservado en tu mesa.
El origen
El queso de oveja añejo al romero tiene sus raíces en regiones con fuerte tradición ovina, como Castilla y León, La Mancha o el País Vasco en España, aunque también se elabora en otras partes del mundo, como Italia (Pecorino al rosmarino) o Francia (Brebis aux herbes).
La elaboración del queso
Comenzamos con leche cruda de oveja, esta posee un sabor mucho más intenso y cremoso que el de la leche de vaca. Una vez que se cuaja se procede a eliminar el suero; el queso se cura en cámaras durante 6 meses a 2 años, lo que le permite tener una textura firme y un sabor profundo.
En cuanto al romero, este se añade durante el curado, o comúnmente se incrustan en la corteza, lo que hace que el queso se infunda en su aroma.
Una vez curado, se obtiene un queso con una textura ligeramente quebradiza, pero firme. Por dentro tiene un color amarillo pajizo, y el aroma, el aroma es intenso, con notas a lana (típico de los quesos de oveja) y por supuesto, el toque herbal del romero.
¿Cómo acompañarlo?
Puedes acompañarlo con un poco de membrillo o miel para contrastar lo salado; las nueces o almendras y el pan de centeno o crackers integrales le van perfectos.
Si quieres usarlo más a profundidad, rállalo sobre una pasta o un risotto, también puedes derretirlo en tostadas con aceite de oliva, o en ensaladas con pera y nueces.
El maridaje ideal es variado: vinos tintos con cuerpo, vinos blancos afrutados y cervezas artesanales como una Amber Ale.
