El queso es uno de los alimentos que más tiempo nos han acompañado en nuestra historia gastronómica, a menos que seas intolerante a la lactosa a tal grado que no puedas consumir este delicioso manjar, estamos seguros que existe aunque sea un tipo de queso que ames.
Dentro de la gran selección de quesos que existen, hay ciertas categorías que sólo los paladares más acostumbrados a este alimento lácteo pueden adentrarse sin temor inicial a su sabor y uno de ellos es el queso azul.
Originario de Francia, más que un tipo de queso, este es una clasificación de los quesos de leche de vaca, de oveja, de cabra y de búfala a los cuales en su producto final se le agregan cultivos del moho Penicillium, que también se encarga de la creación de la penicilina; este moho es el que le proporciona su característico color azul y gris-verdoso.
Su sabor inesperado, picante pero a la vez salado y de degustación intensa lo hace un excelente par para contrastar con vinos dulces y aromáticos. Además por su consistencia blanda, es un excelente queso para untar o fundir en una salsa para agregar mayor profundidad de sabor a la misma.
Característico de regiones montañosas, este queso se realiza de manera natural en cuevas y cavernas bajo temperaturas relativamente reguladas, mismo espacio del cual nace esta variedad.
Algunos de los quesos poseen denominación de origen como son el queso de Cabrales (España), el Bleu d´Auvergne (Francia), Bleu de Bresse (Francia), Gorgonzola (Italia), Stilton (Inglaterra), Picón Bejes-Tresviso (España) y el Roquefort (Francia), el cual también es el más antiguo en recibir esta denominación, con 98 años de antigüedad.
¿Ya has probado alguno de estos quesos?