El queso Wensleydale, es un producto lácteo emblemático de Inglaterra, originario del valle de Wensleydale en Yorkshire del Norte. La historia nos lleva hasta el siglo XII, cuando un grupo de monjes cistercienses franceses, quienes llegaron a la región de Roquefort, introdujeron la técnica de elaboración de queso utilizando leche de oveja.
Con el tiempo, a partir del siglo XIV, los agricultores locales comenzaron a sustituir la leche de oveja por la leche de vaca. Llevando a un cambio inevitable en el perfil del queso, que ahora es elaborado principalmente con leche de vaca.
¿Qué hace tan especial al Wensleydale?
El queso Wensleydale se caracteriza por su textura quebradiza y húmeda, con un sabor ligeramente ácido que evoca al sabor de la miel. El proceso para elaborar este queso incluye escaldar los cuajos y drenar el suero.
Los cuajos se cortan y se salan a mano antes de ser moldeados y prensados. Dependiendo del tipo, el queso puede madurar desde las tres semanas hasta pasados los seis meses.
También, existen versiones de este queso, como el Wensleydale maduro, el Wensleydale azul y el Wensleydale ahumado, cada uno con su sabor y características distintas.
Una película salvó al Wensleydale
A pesar de la historia tan rica que tiene el queso, el Wensleydale enfrentó varios desafíos en el siglo XX. Durante la Segunda Guerra Mundial, pues la demanda de leche para otros productos llevó a una drástica reducción en la fabricación de este y otros quesos.
En 1992, la última quesería en Hawes cerró temporalmente, lo que puso en peligro la continuidad de este queso. Fue gracias al esfuerzo de varios empresarios locales, liderados por John Gibson que la producción se reinició seis meses después.
No solo fue por el esfuerzo de estos productores locales, sino que también gracias a la aparición en los cortos animados de “Wallace y Gromit”; uno de los personajes principales, Wallace, es fan número 1 del queso Wensleydale. Fue gracias a esto que la popularidad del queso reavivó.
¿Cómo disfrutarlo?
El Wensleydale es muy versátil para su consumo y maridaje, puedes disfrutarlo con frutas secas como manzanas o arándanos. Pasteles de frutas o tartas, o en tablas de quesos con nueces y miel. O si lo prefieres, con ensaladas o en sándwiches.
En cuando a vinos, los que mejor complementan su sabor son los blancos frescos como el Chardonnay o Sauvignon Blanc.