El erotismo en los hombres es un tema que a menudo se aborda desde un ángulo superficial, pero su complejidad e importancia merecen una atención mucho más profunda. Es importante entender que el erotismo masculino es más que una respuesta física; es una experiencia que involucra mente, cuerpo y emociones. El verdadero erotismo surge de una conexión íntima con los propios deseos y fantasías, algo que va mucho más allá de lo biológico y toca lo más profundo de la psique masculina.
Para ilustrarnos más en el tema, platicamos con el psicólogo especializado en sexualidad, Luis Falcón, quien nos explicó las diferentes capas que tiene el erotismo masculino y cómo la percepción de esta se ve afectada constantemente por factores externos.
Uno de los principales obstáculos para que los hombres se conecten con su erotismo en la actualidad es la creciente ansiedad relacionada con el rendimiento sexual. En la entrevista, Falcón destacó cómo esta preocupación ha aumentado drásticamente en las últimas décadas, especialmente entre los hombres jóvenes.
El erotismo, que -en sus palabras- debería ser una expresión natural y fluida del deseo, se ve reducido a un acto mecánico. Además, esta misma presión empuja a los hombres al uso de sustancias como el Viagra que les ayuden a «mejorar su performance». Y se refiere a ese momento como «performance» ya que vivimos en una época donde el acto sexual se ha convertido en un espectáculo, con los hombres asumiendo el papel de espectadores de su propia intimidad, lo que genera una autoevaluación constante que puede destruir la experiencia erótica.
La presión por rendir sexualmente no solo afecta la capacidad de un hombre para mantener una erección, sino que también socava su habilidad para disfrutar y conectarse emocionalmente con su pareja. Sin embargo, este problema es mucho más grande, viene desde la misma cultura de la masculinidad tradicional, ya que esta desempeña un papel significativo en la manera en que los hombres perciben y experimentan su erotismo.
Desde temprana edad, los hombres son condicionados a ver su sexualidad como una prueba de su valía masculina, centrada en el rendimiento y la conquista. Este enfoque limitado reduce el erotismo a una serie de actos superficiales, ignorando la riqueza emocional y psicológica que debería acompañar a la experiencia sexual. También tocamos el tema de la «masculinidad inagotable», donde se espera,socialmente, que el hombre siempre tenga deseo sexual.
“Que un hombre tenga una respuesta sexual no significa que tenga deseo. Habrá hombres muy sensibles en su pene que con cualquier caricia se les pare, pero eso no significa que haya deseo. Habrá una vejiga que se inflama y que empuja los nervios pudendos y hay una erección y eso no significa que haya deseo. Hay hombres que conductualmente o de manera condicionada su cuerpo reacciona a la perfección con el tema de la erección, pero eso no quiere decir que exista un deseo o que haya ganas de tener algo”.
El mito de la masculinidad inagotable crea una presión que es a la vez injusta e insostenible. Los hombres que no cumplen con estas expectativas a menudo se sienten inadecuados, lo que puede llevar a problemas de autoestima y una mayor desconexión con su propio cuerpo y deseos.
Al final, el erotismo masculino no se trata de cumplir con un ideal cultural, sino de descubrir y disfrutar del placer de una manera que sea verdadera y satisfactoria para uno mismo. Como bien nos mencionaba el Psc. Falcón, es una oportunidad para la autoexploración y el crecimiento personal, que puede enriquecer no solo la vida sexual de los hombres, sino también sus relaciones y su bienestar general.
Es relevante desafiar las narrativas tradicionales y fomentar un enfoque más saludable y holístico hacia la sexualidad masculina, donde el autoconocimiento y la conexión emocional sean valorados tanto como el rendimiento físico.