La Semana Santa en México es mucho más que una festividad religiosa; es una expresión arraigada en nuestra cultura que se manifiesta a través de una rica tradición culinaria. La conexión entre la Cuaresma y la comida de mar es un testimonio vivo de esta fusión entre lo espiritual y lo gastronómico.
Durante la Semana Santa, la abstinencia de carnes rojas es una práctica común entre los fieles católicos, sin embargo, la importancia de los platillos a base de pescado, impulsado también por el calor de la temporada, también se ha convertido en una tradición gastronómica laica. Es aquí donde emerge en especial el bacalao, como protagonistas en nuestras mesas.
Recetas típicas mexicanas, transmitidas de generación en generación, son parte integral de nuestro legado culinario. El aroma de los guisos de bacalao impregna los hogares mexicanos, recordándonos que la Semana Santa no solo es un tiempo de reflexión espiritual, sino también una ocasión para celebrar nuestra identidad cultural a través de los sabores que nos unen como pueblo.
Desde nuestro pasado, la introducción del bacalao en México durante la época de la conquista por parte de los españoles lo convirtió en una opción apropiada para cumplir con las normas de abstinencia de carne durante la Cuaresma. Este pescado, seco y salado, se ha arraigado en la gastronomía mexicana como un elemento esencial durante este periodo, fusionando la herencia europea con las tradiciones culinarias locales. El bacalao, con su calidad y sabor distintivos, ha ganado reconocimiento en la escena gastronómica mexicana, y su asociación con la Cuaresma y la Semana Santa refuerza su papel como un ingrediente significativo en la celebración de esta temporada.
En este contexto, el bacalao noruego se convierte en una elección especialmente relevante, debido a su versatilidad y a la facilidad de preservación. El bacalao, al ser carnoso y tener pocas espinas, puede adaptarse y ser preparado de diversas maneras, como freírlo, asarlo a la parrilla o cocinarlo escalfado o pochado. Su sabor, que resalta los ingredientes utilizados, lo vuelven perfecto para las recetas tradicionales de las diferentes gastronomías en México. Además, el bacalao es una opción baja en grasas saturadas, rica en aceite Omega 3 y una excelente fuente de vitaminas y minerales.
En resumen, la conexión entre la Cuaresma y el bacalao en México va más allá de una simple elección alimentaria; representa una fusión de sabores, tradiciones y valores, enriqueciendo tanto la experiencia culinaria como la espiritual durante este periodo litúrgico. La colaboración con el Norwegian Seafood Council añade una dimensión internacional y sostenible a esta conexión, destacando la importancia de mantener y compartir estas prácticas a lo largo del tiempo.