El Schnitzel puede parecer que solo es un filete empanizado; lo cierto es que representa la búsqueda de la perfección. Ese crujir al primer bocado, la carne tierna en su interior y el sabor equilibrado.
Para el hombre Dapper que disfruta dominar los clásicos, aprender a preparar un Schnitzel auténtico en casa es una habilidad que impresiona en cualquier cena.
Así pues, aquí tienes una receta sencilla que captura la esencia, sin necesidad de volar a Múnich.
Ingredientes (2 personas)
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2 filetes de cerdo o ternera (de unos 150-200 g cada uno, aproximadamente 1.5 cm de grosor)
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Sal y pimienta negra recién molida al gusto
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Harina de trigo común (para rebozar)
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2 huevos grandes
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Pan rallado fino (el tradicional es Paniermehl)
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Aceite vegetal neutro para freír (girasol, canola o una mezcla con mantequilla clarificada)
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1 limón fresco, cortado en gajos para servir
El proceso
Prepara la carne
Comienza por ablandar la carne. Coloca los filetes entre dos láminas de papel film o una bolsa de plástico. Usando un mazo para carne (o cualquier otra cosa que te ayude), golpea la carne hasta aplanarla a un grosor uniforme. Sazona ambos lados con sal y pimienta.
El empanizado
Prepara tres platos hondos. En el primero, coloca la harina. En el segundo, bate los huevos ligeramente con un tenedor y una pizca de sal. En el tercero, el pan rallado.
Por favor, sigue estos pasos religiosamente: pasa cada filete primero por la harina, sacudiendo el exceso; luego por el huevo batido, asegurándote de que quede bien cubierto; y finalmente por el pan rallado, presionando ligeramente para que se adhiera bien.
La fritura
En una sartén grande y profunda, calienta una cantidad generosa de aceite a fuego medio-alto. La temperatura ideal es de alrededor de 160-170°C. Para probar, deja caer una miga de pan rallado.
Fríe los Schnitzel de uno en uno (o dos como máximo si la sartén es muy grande) para no bajar la temperatura del aceite. Dóralos por cada lado durante 2-3 minutos, hasta que estén dorados y crujientes.
El Descanso final
Retira los Schnitzel y colócalos sobre una rejilla con papel de cocina debajo. Esto permite que el exceso de aceite escurra mientras se mantiene la textura crujiente, evitando que se ablanden. No los apiles.
Los acompañamientos
La guarnición clásica es sencilla pero efectiva: una rodaja de limón para exprimir sobre el Schnitzel al momento de comer, una ensalada de patatas alemana (Kartoffelsalat) o unas patatas asadas.
Para una versión más festiva, unos Spätzle (una especie de pasta de huevo) bañados en una salsa cremosa son la combinación definitiva.
