El Shawarma es un plato muy popular en todo el mundo, sobre todo en las zonas urbanas donde se pueden encontrar numerosos establecimientos. Es originario del Medio Oriente, y su origen se remonta a siglos atrás; caracterizado por un sabor único y su forma de preparación, que involucra carne en un “trompo” para su cocción, algo así como tacos al pastor.
Se dice que los antiguos guerreros otomanos solían asar carne en espadas largas sobre el fuego. Un método de cocción que permitía que la carne se cocinara lentamente, conservando su jugosidad y sabor. Para complementar su alimentación (incluso para agregar sabor) los hombres añadían vegetales que conseguían en el camino.
Fue con el paso del tiempo que esta técnica se fue expandiendo por todo el Medio Oriente, dando origen al shawarma tal como lo conocemos hoy en día. Tal vez sea una curiosidad ya muy mencionada, pero esta técnica es el precursor de los famosos tacos al pastor de México, uno de los platos más emblemáticos y populares de nuestro país.
Lo que hace especial al shawarma es su preparación y sabor; carne de cordero, pollo o ternera, marinada con una mezcla de especias que van desde el comino, la paprika, la pimienta, la canela y el cardamomo. El resto te puede resultar familiar, se coloca en el asador vertical y una vez cocinada se corta en finas láminas que se sirve en pan de pita o un pan árabe.
Acompáñalo de verduras frescas como lechuga, tomate, pepino y cebollas. Es común que se sirva con una salsa de yogurt que le aporta algo de cremosidad y un sabor muy característico.
La clave de su sabor inconfundible y exitoso son las especias que se usan al marinar la carne, complementadas, claro, por las perduras frescas y la salsa de yogurt. Debido a su popularidad, el mundo se encargó de variar su preparación, siendo el cambio más notable el pan que se utiliza. Incluso el nombre de “Shawarma” ha cambiado por “Kebab”.
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