Existen diferentes formas de conocer el mundo, algunos se guían por las siete maravillas, otros buscan la nieve, espectáculos naturales o simplemente sol y playa, pero existe otra forma de turismo, más oscura, donde el ingrediente principal es el morbo, la tragedia y la muerte; el tanatoturismo, también conocido como turismo negro o turismo de dolor. Estos viajeros se encuentran en la constante búsqueda de rincones donde el sufrimiento ajeno ha quedado tatuado en el lugar así como en la memoria colectiva.
Lugares donde se vivió la tragedia en su máxima expresión o eventos extraños, en donde personas perdieron la vida de forma violenta, vivieron un gran sufrimiento o hubo destrucción, desolación y desesperación. La otra cara interesante del turismo negro o es la importancia histórica, sitios que contienen escenas que han quedado grabadas en los libros para siempre.
Algunas ubicaciones populares son:
La central nuclear de Chernóbil en Ucrania
Donde el reactor 4 explotó y las radiaciones han envenenado a más de 8 millones de personas.
Hotel Cecil en California
Donde han sucedido decenas de muertes y suicidios.
La prisión de Alcatraz en California
Prisión de máxima seguridad que fue hogar de algunos de los criminales más famosos de la historia, como Al Capone.
Isla de las muñecas en México
Donde fue hallada una niña sin vida ahogada en el canal.
Castillo de Lancaster en Inglaterra
Donde ahorcaron a más de 1600 personas por ser acusados de brujas y herejes.
Auschwitz en Polonia
Donde murieron cientos de miles de personas de formas inimaginables por los alemanes.
Hiroshima en Japón
Donde cayó una bomba atómica en 1945.
Plaza Dealey en Estados Unidos
Donde asesinaron al presidente John F. Kennedy
La casa de Amityville en Estados Unidos
Donde en 974, la familia DeFeo fue asesinada por su hijo mayor mientras todos dormían en sus camas. Se dice que es uno de los lugares más embrujados del mundo.
Un tema muy polémico que puede llegar a incomodar a muchos, pero que a la hora de hablar de cifras, este representa derramas millonarias. El impacto emocional de estos sitios no es fácil de asimilar, dejan en los visitantes, además de un recuerdo, grandes enseñanzas y un golpe de realidad. Aquí la adrenalina la dispara el hecho de seguir vivo.