El coulant de queso es un postre con una textura única y sorprendente. Se caracteriza por tener un exterior firme y un interior cremoso y líquido que se derrite al cortarlo. Su nombre proviene del francés “couler”, que significa “fluir”, haciendo referencia a ese corazón líquido.
También llamado fondant de queso o volcán de queso, este postre el cual es una versión salada del clásico coulant de chocolate, combina la misma técnica culinaria pero con un relleno de queso fundido; al romper la capa exterior, el queso derretido se desborda, creando una experiencia visual (y al paladar) única.
Su origen se le atribuye al chef francés Michel Bras en 1981, quien buscaba una receta que ofreciera un contraste entre el exterior firme y un interior fundido y si bien su creación inicial fue de chocolate, la técnica ha sido adaptada a varias versiones saladas y dulces, siendo esta una de las más populares.
Para hacer un coulant de queso, los ingredientes principales incluyen quesos de alta calidad como el brie, camembert o roquefort, que ofrecen una textura suave y un sabor intenso. La preparación involucra una masa ligera que envuelve el queso, el cual se hornea brevemente para mantener el exterior crujiente mientras el centro permanece derretido; es fundamental encontrar el equilibrio de cocción, ya que un exceso de tiempo puede hacer que el queso pierda su consistencia líquida.
Lo mejor del coulant de queso es que es un lienzo en blanco para la creatividad. Se puede disfrutar tanto como plato principal acompañado de una ensalada o como postre con un toque de mermelada o miel. Además, su presentación es clave: espolvoreado con hierbas frescas, acompañado de frutos secos o servido en un recipiente original, convierte cada coulant en una obra de arte gastronómica.