San Miguel de Allende, uno de los destinos turísticos más destacados de México, nombrado como Pueblo Mágico en 2002 y elevado a Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 2008, es un lugar donde confluyen influencias culturales indígenas, españolas y criollas.
Sin embargo, más allá de la belleza de San Miguel, basta con mirar a los alrededores para darse cuenta de que no todo es perfecto. Grandes extensiones de tierra deforestada evidencian un problema que comenzó hace más de quinientos años con la llegada de los españoles a México y que, lamentablemente, persiste hasta hoy. La deforestación, el pastoreo excesivo, los desarrollos inmobiliarios, las prácticas agrícolas industrializadas y los ecosistemas frágiles han agravado la situación.
En medio de estas tierras sobre pastoreadas y deforestadas, se encuentra Cañada de la Virgen, un lugar aún cubierto de vegetación el cual, como muchos paisajes en México alguna vez estuvo lleno de árboles, agaves y vida silvestre, pero la sequía y el pastoreo excesivo lo convirtieron en un desierto.
Para conocer un poco más del área platicamos con Sophia Trapp, directora ejecutiva del rancho Cañada de la Virgen, quien además es experta en desarrollo sostenible y restauración de ecosistemas; para ella la solución es clara: la plantación de agave.
Los agaves se plantan en bermas, elevaciones de tierra que evitan la erosión del suelo y permiten la entrada de agua; estos son ideales para estimular la rehabilitación del ecosistema, con una tasa de supervivencia del 98% sin necesidad de intervención humana.
El crecimiento de la planta puede tomar de 8 a 12 años, y durante este tiempo crean hábitats seguros para fauna como arañas, insectos, aves y serpientes. Los espacios entre las bermas se vuelven más húmedos y vivos, permitiendo la plantación de árboles.
Gracias al esfuerzo y la visión de Sophia Trapp y su familia, Cañada de la Virgen ha restaurado su ecosistema y recuperado su esplendor natural. Este paraje, con su exuberante vegetación y diversidad de vida silvestre, resplandece como un oasis en medio de terrenos desolados. La revitalización del entorno no solo destaca la belleza de la región, sino que también demuestra cómo acciones bien planificadas pueden mitigar la degradación ambiental y preservar nuestros paisajes naturales.
