En el corazón de Texas, donde el sol quema la tierra y el viento susurra historias de vaqueros, se extiende el King Ranch: 825,000 acres de pura leyenda (más grande países como Luxemburgo).
Fundado en 1853 por el capitán Richard King, este coloso no es solo el rancho más grande de EE.UU., sino un santuario de historia, innovación y aventura que todo viajero con espíritu dapper debe explorar.
Un legado de tierra y sudor
El orígen épico de este rancho nos lleva a conocer la historia de Richard King, un ex capitán de barco que fundó el rancho tras quedar hipnotizado por el arroyo Santa Gertrudis durante un viaje a caballo en 1852. Compró los primeros 15,500 acres por solo $300.
Un rancho no es un rancho sin los Kineños, la mano de obra esencial del rancho, descendientes de mexicanos reclutados por King durante una sequía en Cruillas, Tamaulipas. Hoy, sus familias siguen siendo el alma de las operaciones.
Más allá de ser el rancho más grande de Estados Unidos (más grande que el estado de Rhode Island), también son reconocidos por su aporte a la ganadería con la creación de tres razas bovinas.
Santa Gertrudis (creada en 1920 y reconocida en 1940, con 3/8 Brahman y 5/8 Shorthorn, destacando por su resistencia al calor y enfermedades tropicales), Santa Cruz (mezcla de Santa Gertrudis, Red Angus y Gelbvieh, optimizada para terneza y marmoleo en la carne), y American Red (combinación de Santa Gertrudis y Red Angus, con alta fertilidad y adaptabilidad climática).
King Ranch para los viajeros
Visitar el King Ranch es adentrarse en un museo al aire libre. Los tours históricos revelan hitos como el cementerio de caballos, donde descansa Assault, el campeón de la Triple Corona en 1946, o la Colonia, hogar de generaciones de Kineños.
Para los amantes de la naturaleza, sus tierras albergan 363 especies de aves y la primera raza bovina desarrollada en EE.UU., la Santa Gertrudis, creada en los años 1920 para resistir el clima texano. En el museo de Kingsville, carruajes antiguos y la camioneta El Kineño —adornada con el “Running W”— narran siglos de hist
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Ubicado a 40 minutos de Corpus Christi, el King Ranch exige preparación: sombrero, botas cómodas y reservas anticipadas (especialmente en febrero). Las reglas son estrictas —nada de fotos dentro de la casa principal—, pero cada rincón justifica el viaje.
