En el universo del lujo, pocos eventos logran captar la atención de coleccionistas, expertos y amantes de la elegancia como lo hace el Salón Internacional de Alta Relojería (SIAR). Desde su llegada a México, esta exposición se ha consolidado como el principal punto de encuentro de la alta relojería en América Latina, un evento que mezcla tradición, innovación y una visión artística del tiempo.
Sus ediciones Summer se pueden considerar como un preámbulo a su edición culminante en octubre, la cual es mucho más que una simple feria de relojes: es una experiencia sensorial, un homenaje a la excelencia técnica y estética que habita detrás de las grandes casas relojeras. México, con su creciente mercado de lujo y una comunidad cada vez más apasionada por la relojería, se ha convertido en un anfitrión natural para esta celebración que reúne a algunas de las marcas más prestigiosas del mundo.
En la edición más reciente del SIAR Summer, celebrada en el Four Seasons Ciudad de México, alrededor de 15 firmas internacionales se dieron cita. Nombres como Franck Muller, Norqain, Maurice Lacroix, Angelus, Arnold & Sons, Grand Seiko y Omega son solo algunos de los protagonistas que este año eligieron el SIAR como plataforma para dialogar directamente con el mercado latinoamericano.
Lejos de ser solo un evento dirigido a coleccionistas tradicionales o inversionistas del lujo, hoy se dan cita jóvenes entusiastas, diseñadores, creativos, influencers y periodistas de moda y estilo. México, y en particular la Ciudad de México, se ha convertido en un epicentro cultural en el que se dialogan las propuestas de la alta relojería.
En tiempos donde la tecnología parece amenazar la tradición, el SIAR reafirma la vigencia del arte relojero como una disciplina que se reinventa constantemente sin perder su esencia. Las nuevas generaciones de relojeros están revolucionando la industria con propuestas audaces, materiales inesperados y narrativas frescas que amplían los límites de lo posible.
Además, el salón también ha servido como plataforma para visibilizar el talento emergente, tanto internacional como latinoamericano, y para reflexionar sobre el futuro del tiempo en una era marcada por la inmediatez. La alta relojería, paradójicamente, nos invita a detenernos, observar, valorar la precisión y contemplar lo eterno.
En un mundo que gira cada vez más rápido, el SIAR nos recuerda que el verdadero lujo no es solo poseer un objeto bello y costoso, sino saber apreciarlo. Entender el valor de los minutos, el poder de un tic-tac bien afinado, la herencia que guarda cada engranaje. Porque al final, un reloj de alta gama no solo mide el tiempo: lo celebra. ¿Listos para la próxima edición?
