La tarta de queso vasca, o también conocida como “tarta de queso quemada”, este postre es originario del País Vasco ha ganado una gran popularidad alrededor del mundo gracias a su textura única y sabor inigualable.
La diferencia entre otras tartas de queso es que esta versión se caracteriza por su exterior ligeramente tostado y crujiente, en contraste con su interior cremoso y líquido.
Un efecto que se logra gracias a una cocción a alta temperatura, que crea una capa dorada en la superficie mientras mantiene el centro suave y fundente.
¿De dónde viene esta tarta?
Creada en los años 90 por el chef Santiago Rivera del restaurante La Viña en San Sebastián, la tarta de queso vasca es una receta moderna que se ha convertido en un postre representativo de la repostería vasca. Claro, llegó después que el coulant de queso, pero aun así logró trascender en la historia de la cocina.
Su preparación es sorprendentemente sencilla: queso crema, huevos, azúcar, nata y un poco de harina son los ingredientes principales. No requiere base de galletas, lo que la hace aún más fácil de preparar.
Si mezclan todos los ingredientes hasta obtener una masa homogénea. Se vierte la mezcla en un molde y se hornea a alta temperatura (alrededor de 200-220°C) durante un tiempo corto (unos 30-40 minutos). El resultado es una tarta con el exterior tostado y el interior cremoso.
Prueba la tarta de queso vasca
El sabor de esta tarta es intensamente cremoso, con un equilibrio perfecto entre lo dulce y lo salado. Se sirve fría o a temperatura ambiente, y a menudo se acompaña con mermelada de frutos rojos, como frambuesa o arándanos, para añadir un toque ácido que complementa su riqueza.
La tarta de queso vasca no solo es un placer para el paladar, sino también para la vista, gracias a su aspecto rústico y su interior sorprendentemente líquido. Es un postre versátil, ideal tanto para ocasiones informales como para eventos especiales. Si aún no la has probado, te estás perdiendo una de las joyas de la repostería moderna.