En una época de sobreproducción y consumo excesivo, la moda tiene buena parte de la responsabilidad esta problemática. Algunos estudios señalan a la industria de la moda como la segunda más contaminante, desde sus primeras etapas de producción hasta su desecho. Sumado a eso, se le reprocha su pésima ética laboral, la explotación de recursos y hasta violación a los derechos humanos que sufren algunos trabajadores, solo para ofrecernos moda barata o “fast fashion”.
De acuerdo con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), el sector del vestido usa 93.000 millones de metros cúbicos de agua cada año, una cantidad suficiente para que sobrevivan cinco millones de personas. No menos importante, la producción de ropa y calzado produce el 8% de los gases de efecto invernadero.
Como una alternativa ante este escenario, se ha puesto en boga la llamada moda ética-sostenible, y una de las mejores prácticas es el trueque. Esta actividad no es nueva, al contrario. Se lleva a cabo desde hace miles de años, y consiste en el intercambio de bienes o servicios sin la intervención de dinero. En este ejercicio, tú puedes conseguir las prendas que necesitas intercambiando aquellas que ya no usas, no te quedan o simplemente no son más de tu agrado. De esta manera podrías renovar tu closet de forma sustentable, original y sin necesidad de gastar un peso.
En los últimos años se ha afianzado esta práctica en diversas comunidades de muchas ciudades del país. En Querétaro, por ejemplo, existen eventos como el “Día de truque”, “Trueque y maroma” y —el más reciente— “Presta pa´ la orquesta”, una propuesta del Proyecto Recrear en el que han participado centenares de personas para darle un nuevo significado y valor a ropa en desuso.
Recuerda que como individuos de consumo es nuestra responsabilidad ser conscientes de nuestros hábitos de compras, por lo que al adquirir una prenda es bueno pensar en el uso que le darás, sin que por ello se le deje de exigir a las grandes empresas prácticas más justas con sus trabajadores y más sostenibles con el medio ambiente.
Y si aún no te convence el trueque por el hecho de hacerte de una prenda ajena, puedes comenzar por practicarlo con tus amigos de la escuela, del trabajo o con personas que sean de tu confianza. Créeme, alguien más anhela ese vestido que ya no usas, mientras que tú podrás hallar más de una joya.
Por: Lorena Arroyo
@lorenarryo