Bo Burnham: de youtuber a cineasta

Bo Burnham es un nombre que surgió del internet. El multifacético artista de treinta años de edad tuvo sus inicios publicando videos en Youtube en 2006, pasó por Vine, el stand up comedy, la comedia musical y tiene un especial en Netflix llamado Make Happy, demostrando ser una fuente de imaginación inagotable. En 2018 escribió y realizó su primer largometraje, Eight Grade, donde logra hacer de una historia moderna y realista un retrato íntimo y comprensivo de una nueva generación.

La película sigue los pasos de Kayla Day, una chica dulce e introvertida en su última semana de secundaria, que lucha por ganarse un lugar entre sus compañeros de escuela y llamar la atención del chico más guapo del salón. Al mismo tiempo, Kayla crea un canal de Youtube de consejos y estilo de vida en el que vierte una personalidad paralela que refleja todo lo que ella quiere ser en realidad.

Es inesperado seguir la historia de una adolescente a la que no le pasa nada. Los mayores problemas de su vida son una pantalla de celular rota y asistir a la fiesta de la chica más popular. Vienen a la mente La princesita o Little Miss Sunshine, obras en las que una joven protagonista tiene actitud y confianza en sí misma, pero contrariamente, Bo ha creado un personaje entrañable aprovechando lo ordinario e inseguro de Kayla, abordando temas como la ansiedad, sexualidad y las interacciones sociales de manera honesta y directa.

No solo podemos ver la naturaleza de Burnham en el tema y tono de la película, sino que vemos al director elaborar sobre su fuerte comentario respecto a una generación que vive su vida en línea y con una audiencia permanente. La presión constante de vivir bajo el escrutinio público es el resultado de una cultura digital que ellos no eligieron. Al fondo de tantos filtros y comentarios, la generación que es acusada de narcisista, egocéntrica y poco profunda, vive un desesperado esfuerzo humano por encontrarse a sí mismos, pues cree que la película de su vida no es lo suficientemente increíble.

Eight Grade es una película sincera y con la que es imposible no identificarse, a veces desde la perspectiva de Kayla, a veces desde la de su padre. Ganó premios de la crítica y de la audiencia alrededor del mundo, pero su existencia significa algo más importante en el cine de hoy. El hecho de que sea creada por un joven sin estudios cinematográficos, que se alzó en las redes sociales, y protagonizada por una actriz desconocida, abre la puerta a que las películas vengan de cualquier lugar en el mundo, que cada quién pueda identificarse y encontrar representación en la pantalla grande, y que cada quién tenga la oportunidad de crear algo propio, pues al final, el cine es la historia de todes.

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